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ISSN 1989-4163

NUMERO 78 - DICIEMBRE 2016

Feminismo y Giro Lingüístico

Victoria Llorens

 

     

La mayor parte de los problemas a nivel global y en el aspecto personal vienen dados por las dificultades que presenta el lenguaje. La comunicación verbal es el canal al que damos prioridad consciente al comunicarnos las personas. Este canal es limitado y, sin embargo, es todo lo que tenemos para describir el mundo, a nosotros mismo y nuestras necesidades. El lenguaje, además de limitado, es histórico, cultural y altamente arbitrario. Ello conduce a tropiezos y malentendidos. Como significado y significante no  guardan una relación de correspondencia directa (responde a una relación construida por el ser humano) la comprensión se hace difícil, pero no por ello errónea.

Muchos son los filósofos, grandes críticos pensadores de los conceptos que componen el mundo, que podríamos mencionar para tratar este complejo tema. Popper ya proponía un sistema de falsacionismo frente al método científico tradicional. Esto se basa en la búsqueda del error para la refutación de un hecho. ¿Podríamos demostrar que la palabra feminismo habla de hombres y mujeres a la vez? ¿Podríamos afirmar lo contrario? Teniendo en cuenta el carácter construido de la palabra, se crean verdaderos conflictos y paradojas al tratar de buscar la verdad de las mismas, de las representaciones.

Gadamer por su parte profundizó en la interpretación  y traducción a través de la hermenéutica. Gracias a ello comprendimos que toda nueva mención referencia un antecedente y que con la nueva presentación, el elemento no queda intacto, al contrario, se van acumulando capas de significación que alteran el significado que debemos reconocer y no negar. Es necesario comprender la dimensión de la tradición y los prejuicios (frecuentemente mal vistos), pues sin ellos la posibilidad de que las cosas cobren sentido se evapora. Necesitamos fusionar horizontes para la comprensión histórica, conocer la figura de la mujer en el pasado para entender el sentido del feminismo.

Ahora, comprendemos que lo que entendemos por realidad es algo que se va construyendo, dotando de sentido. En este punto y, tal vez, a pesar de desconocer a Richard Rorty, comprendemos el giro lingüístico. Rorty fue un filósofo que entendía la práctica filosófica como una tarea edificante. Del mismo modo que el arte contemporáneo también lo trabaja, este término trata de combatir toda referencia sistémica, es decir, combatir las concepciones universales e inmutables. Con la muerte de Dios (Nietzsche) se alzó a la ciencia como nueva verdad innegable. Error. No podemos perder de vista que la ciencia es un discurso más y que tiene sentido solo en su ámbito. La cultura filosófica trabaja por construir un lenguaje que nos ayude a entender el mundo que nos rodea, no que se reduzca a construir una idea de verdad que no se pueda rebatir.

¿A dónde quiero llegar con todo esto? Hace un tiempo, en una masterclass con Irina Mut se habló de feminismo. La ponente utilizó palabras como <<amor>>, <<igualdad>>... para definir este campo de batalla. Parece ser que ya no responde a un calco de sus orígenes. Visto desde este punto de vista, si ya no es una batalla por la mujer y si no está en contra del hombre, al contrario que un machista si lo está de una mujer, ¿por qué no tiene cabida el hombre en la definición lingüística, en la raíz de la palabra? ¿Qué diferencia tiene decir que uno trabaja por la igualdad?  Aunque, por un lado debemos comprender el carácter construido,  arbitrario y en movimiento del lenguaje, no podemos olvidar que es con las palabras con lo que nos movemos, con lo que manejamos el mundo. Muchas contradicciones vienen a la mente. Quizás Irina quiso dar la cara más amable del feminismo, puesto que las opciones más radicales del feminismo sí excluyen al hombre de sus intereses. Al final, no podemos quitar importancia a las palabras pues es  con lo que nos movemos. Es con lo que tratamos de entender a las personas y al mundo. Puede, también, que precisar no sea una necesidad en este caso...

Se entiende que, tal y como algunos filósofos anteriormente mencionados han asumido, el lenguaje no tiene más que un carácter construido, y podemos irle atribuyendo nuevas cargas simbólicas. Quizá, el interés por no cambiar el término proviene de esa necesidad de recordar la tradición, el gran trabajo que hicieron las mujeres de los sesenta para que lleguemos a nuestra posición actual. O puede que, como una batalla más del feminismo, trabaje por quitarle peso hegemónico a las palabras, pues al final, no son más que un medio entre otros dentro de la comunicación.
Me gustaría ejemplificar la necesidad de mantener presente a esa primera generación, a través de un proyecto de las primeras feministas: Woman house.

Performance Waiting, Faith Wilding (disponible en Youtube)


Las piezas que hicieron todas las mujeres que formaron parte de este proyecto constituyen una abc de las reivindicaciones básicas de la mujer en esos años. En especial, el performance de Faith Wilding resulta demoledor porque, por desgracia, no está desfasado, sino al contrario es bien vigente y actual.

Por esto mismo, no querría que se me malinterpretara al rebatir la terminología que usan las feministas al reivindicar su lugar en la sociedad. Creo que trabajar  sobre los prejuicios, todavía presentes en nuestro mundo, es altamente necesario, pero tal vez ya no se trata exclusivamente de la mujer, aunque incluyamos a la negra, marginada o pobre. No puedo evitar pensar que existe la posibilidad de volver a caer en el error reduccionista y encasillador al colocar otra etiqueta en toda una serie de actos.

Simplemente volvemos a la cuestión del arte contemporáneo: ahora todo se diluye, se entremezcla y nuestra organización mental teme al perder las paredes estructuradoras. La cultura postestructuralista ha abierto muchas puertas pero por desgracia la fuerza de la historia a veces dificulta la comprensión total. Al final, lo importante es que la voluntad se manifiesta en los actos, en la práctica más allá de la teoría. De lo que se trata es de libertad de expresión, de poder decir lo que uno quiera sin miedo.

En este punto, siento que a veces la autodenominada feminista se equivoca. Yo misma he sentido cierta incomodidad al posicionarme públicamente como no feminista. Sé que muchas me han mirado de reojo y me han juzgado sin ni siquiera conocerme. El feminismo ha trabajado duramente por combatir la distancia con la otredad y ahora ataca con el mismo arma.

Elisabeth Noelle-Naumann lo explicó con La espiral del silencio. Este fenómeno social tiene un gran peligro porque la voz dominante (y sí, en ciertos círculos como la facultad, la voz feminista es la dominante) puede fácilmente aplastar a una voz contraria:

Estudia la opinión pública como una forma de control social en la que los individuos adaptan su comportamiento a las actitudes predominantes sobre lo que es aceptable y lo que no. La opinión pública es para Noelle Neumann la piel que da cohesión a la sociedad. Neumann teoriza sobre que la sociedad amenaza con el aislamiento a los individuos que expresan posiciones contrarias a las asumidas como mayoritarias, de tal forma que el comportamiento del público está influido por la percepción que se tiene del clima de opinión dominante. Los individuos sondean continuamente el clima de opinión con lo que Neumann denomina sentido cuasi-estadístico observando qué relación gradual guardan sus opiniones con los del espacio público, alentándoles si se acercan al mayoritario o cohibiéndoles si detectan que pueden formar parte de las minorías. La tendencia de la espiral es a enmudecer a quienes prestan o tienen posiciones diferentes a las mayorías, pero para en seco cuando se encuentra con el “núcleo duro”, aquellos individuos que, aunque pocos, se reafirma en sus posiciones y opiniones y no cesan en el empeño de que su voz sea escuchada.

Hasta ahora la voz reprimida ha sido la de la mujer frente a la del hombre. Ahora parece que la confrontación es de mujeres frente a otras mujeres. Recordemos que al final solo se trata de palabras que no son un espejo de la realidad, sino una representación en forma de lente.

En cuanto núcleos duros, hay una figura que me interesa bastante porque para posicionarse como mujer no niega su tradición. Este matiz, muchas veces olvidado por el radicalismo, propone una continuación en el aprendizaje, que de otra manera sería imposible, pues empezar de cero, olvidar el pasado total, presenta mayores complicaciones a todos los niveles: Lena Dunham.



 

 

Womanhouse (extract) - Faith Wilding, Waiting from le peuple qui manque on Vimeo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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